miércoles, 12 de octubre de 2011

Celiacos: personas veloces con capacidad de encontrar un baño en milésimas de segundo

Ya sabéis que soy fan de Sexo en Nueva York, a pesar de que no paran de repetir los capítulos. Pues aunque parezca mentira, de vez en cuando sale alguno que no he visto. Bueno, pues el otro día Miranda había tenido una cita con un chico que no había querido subir a su casa y lo comentaba con Carrie, Charlotte y Samantha. Ellas le decían que si no había querido subir a su casa era porque no le quería lo suficiente. Así que en la siguiente cita, cuando están en la puerta de su casa, él vuelve a decirle que no quiere subir y ella le reprocha que si no sube es porque no le gusta. A lo que él, ya apurado, le dice que no es que no le quiera, es que tiene diarrea y echa a correr.

DÉJALO TODO QUE NO ME DA TIEMPO

¡Que hartón de reír! No por el pobre chico, sino porque me sentí muy identificada con lo que a mi me pasaba en los días previos a mi diagnóstico de celiaquía. Recuerdo que en una ocasión estábamos con mi pareja comprando en Mercadona, y de repente mi tripa me dió el aviso certero de que algo no iba bien, junto con la alarma de que hay que buscar un baño pero pitando. Le dije “déjalo todo que no me da tiempo” y salimos despavoridos a casa. No es la única vez que me ha pasado algo así. La contaminación cruzada es lo que tiene.

SÓLO SE SALVA EL QUE MÁS CORRE

Ya sabéis, en esos momentos sólo se salva el que más corre. Los celiacos tenemos una cualidad innata que es la velocidad y gran capacidad de encontrar un baño en los momentos menos oportunos. En milésimas de segundo somos capaces de divisar un baño en 500 metros a la redonda y en los lugares más inesperados. ¡Qué buenos somos en lo nuestro! Debería exisitir una profesión que fuese rastreadores profesionales de retretes, baños, servicios, toiletes, o como quiera que se diga.

RUIDOS ESTOMACALES

También podemos hablar de los ruidos estomacales. Recuerdo, al principio del diagnóstico, mis ruidos estomacales a cualquier hora del día. En una reunión con un cliente mi tripa no paraba de sonar, pero una cosa escandalosa. Yo me había puesto ya de todos lo colores y había dicho ya en varias ocasiones “vaya como está mi tripa”. Hasta que al final, me ví en la obligación de contarle que me acababan de diagnosticar de celiaquia y que me estaba adhiriendo a la dieta. Pues oye, me sirvió y mucho para conseguir ese cliente. Porque a él le estaban tratando también de un problema digestivo e hicimos muy buenas migas. A día de hoy seguimos trabajando juntos. Si al final…no hay mal que por bien no venga

7 comentarios:

  1. Si, mal se pasa pero es lo que toca. Así es la celiaquia, al menos los que tenemos estos síntomas.

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  2. buffffffffff que malos recuerdos!! lo peor es cuando estas de viaje y te toca ir corriendo a un baño publico... !!!

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  3. la de anecdotas que un celiaco puede contar con este tema...

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  4. hola!
    Me acabo de hacer tu seguidora! Tengo un hijo celiaco de 4 años y aunque sé que no hace gracia, me he reído un poco con este post. Seguimos la dieta a rajatabla (los análisis dan negativos desde hace año y medio), pero él sigue siendo un poco... suelto en ese tema. Él todavía no tiene edad para correr a buscar un baño, los que corremos somos nosotros al grito de: "¡mamaaaaaaaa!¡Que me cago encimaaaaaaa!" Tal cual, así de discreto es el niño.

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  5. Así de discretos somos los celiacos en general!!

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